"Querido anónimo:
Antes que nada, si sigues leyéndome, vuelvo a agradecértelo. Hace una semana no recibo visitas, es decir, visitas que suelo rechazar. Supongo que de a poco, van dejándome en paz. Cada día que pasa, el hospital se vuelve más oscuro y tétrico. Pero supongo, que es lo que menos me importa. Siento que estoy volviéndome loco. Los últimos días que he pasado, he intentado dormir la mayor parte del tiempo, pues han ocurrido cosas extrañas. Empecé a tener alucinaciones. Ya sé lo que pensaran: "Pobre loco, debe estar asustado." Lo cierto, es que más que asustado, estoy sumido en la tristeza. Las alucinaciones son demasiado reales y de a poco, comienzan a perturbarme. En un principio, no era nada grave, pero al poco tiempo, comencé a ver personas. Comencé a verla a ella. Comencé a sentir que está sentada en la silla enfrente de mi cama, mirándome dormir. Que se encuentra junto a mi ventana, observando la noche como yo suelo hacer, girándose de vez en cuando a dedicarme sonrisas, mientras yo trato de dormir. Incluso cuando logro conciliar el sueño, sigo sintiendo que está junto a mi, que está cerca. No se lo he dicho a nadie, pues no sé que podrían pensar o que podrían hacerme. Me cuesta distinguir las cosas, me cuesta aceptar que es irreal. Incluso a veces, llego a sonreír a la vez que ella me sonríe. Parece tan real.. creo que estoy volviéndome realmente loco. Las cosas están empeorando, definitivamente, las cosas no van bien."
jueves, 24 de octubre de 2013
domingo, 20 de octubre de 2013
Hurt.
Me estoy perdiendo en mi misma, cada día me cuesta más reconocerme. Mis ojos, no son los mismos, en ellos habita una mirada triste y vacía, una mirada que desconocía. Mis labios también han cambiado, ya no sonríen, se mantienen cerrados, sin pronunciar ni una sola palabra. Mis impulsos incluso han cambiado. Lloro, pero no es lo mismo que antes. Cada vez que lloro, es como si se me destrozase todo por dentro, como si de pronto, no hubiese oxígeno y comenzase a ahogarme. Me asusto, pues no sé como volver a estar normal, a reconocerme, a ser yo. A veces me pregunto, ¿cómo es posible que él me cambiase tanto? ¿qué me ocurre, por qué me he perdido tanto? Tengo miedo. No sé como volver. No puedo lograr hallarme en mi mirada otra vez. Odio convertirme en esto, es esta persona hiriente, que evita sus sentimientos, que es cruel porque no sabe como afrontar las cosas, que huye, fingiendo que todo va a la perfección, que se pierde y no sabe como volver. Es triste en verdad, no saber que hacer. No saber si lo que sientes es real o puro fingimiento que se instaló en ti. ¿Cómo hago para deshacerme de esto? ¿Cómo hago para olvidarle? ¿Cómo hago para dejar de ahogarme? ¿Cómo hago para diferenciar lo que es real? Creo sinceramente que me estoy volviendo loca. Le echo tanto de menos, y las cosas.. las cosas no van bien.
domingo, 13 de octubre de 2013
Stricken.
"Querido anónimo:
Antes que nada, quiero decirte que si estás leyendo esto, desde ya mismo te lo agradezco. Comencemos. Hoy han querido verme nuevamente, aquí, en el hospital. Como siempre, he rechazado la petición. Es divertido, creen que pueden ayudarme, cuando está más que claro que no pueden hacerlo. Cuando estoy solo en la habitación, la tristeza me ahoga y el silencio me perturba. Me paso las tardes mirando desde mi ventana, esperando la lluvia, el único clima que sabe apaciguarme. Es triste, ¿no? Pero no quiero que penséis que estoy loco, ni mucho menos. Acabé aquí por culpa de malas compañías, por malas decisiones. Digamos que decidí conocer y dar oportunidades a la gente equivocada. ¿Por qué no lo pensé antes? No lo sé. Bueno, en realidad sí lo sé. Buscaba cualquier posible distracción, cualquier cosa que me alejase de la realidad, de su recuerdo. Siento un hueco en mi pecho, como si de una maldición se tratase, que en vez de curarse, se expande con el tiempo. Esa es una de las razones por las cuales no quiero ver a nadie. Todo me recuerda a ella. Por momentos vago por el pasillo pensando, ¿qué hago aquí? ¿por qué me estoy haciendo esto? Entonces recuerdo los momentos en los que era feliz y comienzo a llorar otra vez, y a sentir dolor. No quiero olvidar aquello. Sus caricias en mi espalda, sus sonrisas, sus abrazos cuando sentía que me caía a pedazos. Me encantaría poder explicarle a las personas que creen que he perdido la cabeza, que llevan razón, perdí mi cabeza el día en que sus ojos se cruzaron con los míos. El destino me apuñaló de la peor forma que podía hacerlo, dejándome una cicatriz, una cicatriz tan profunda que por mucho que haga, me es imposible taparla. Si al menos pudiese dejar el dolor de lado, si al menos mi corazón dejase de latir tan fuerte cada vez que la recuerdo. ¿Morir? Suena incluso más apacible que esto. A veces pienso, más que una vida, parece una tortura. No sé que puedo hacer, supongo que es cierto lo que dicen, que estoy perdido. "
Antes que nada, quiero decirte que si estás leyendo esto, desde ya mismo te lo agradezco. Comencemos. Hoy han querido verme nuevamente, aquí, en el hospital. Como siempre, he rechazado la petición. Es divertido, creen que pueden ayudarme, cuando está más que claro que no pueden hacerlo. Cuando estoy solo en la habitación, la tristeza me ahoga y el silencio me perturba. Me paso las tardes mirando desde mi ventana, esperando la lluvia, el único clima que sabe apaciguarme. Es triste, ¿no? Pero no quiero que penséis que estoy loco, ni mucho menos. Acabé aquí por culpa de malas compañías, por malas decisiones. Digamos que decidí conocer y dar oportunidades a la gente equivocada. ¿Por qué no lo pensé antes? No lo sé. Bueno, en realidad sí lo sé. Buscaba cualquier posible distracción, cualquier cosa que me alejase de la realidad, de su recuerdo. Siento un hueco en mi pecho, como si de una maldición se tratase, que en vez de curarse, se expande con el tiempo. Esa es una de las razones por las cuales no quiero ver a nadie. Todo me recuerda a ella. Por momentos vago por el pasillo pensando, ¿qué hago aquí? ¿por qué me estoy haciendo esto? Entonces recuerdo los momentos en los que era feliz y comienzo a llorar otra vez, y a sentir dolor. No quiero olvidar aquello. Sus caricias en mi espalda, sus sonrisas, sus abrazos cuando sentía que me caía a pedazos. Me encantaría poder explicarle a las personas que creen que he perdido la cabeza, que llevan razón, perdí mi cabeza el día en que sus ojos se cruzaron con los míos. El destino me apuñaló de la peor forma que podía hacerlo, dejándome una cicatriz, una cicatriz tan profunda que por mucho que haga, me es imposible taparla. Si al menos pudiese dejar el dolor de lado, si al menos mi corazón dejase de latir tan fuerte cada vez que la recuerdo. ¿Morir? Suena incluso más apacible que esto. A veces pienso, más que una vida, parece una tortura. No sé que puedo hacer, supongo que es cierto lo que dicen, que estoy perdido. "
viernes, 11 de octubre de 2013
I'm lost without you.
Y entonces comenzó a sonar aquella canción. Una canción cargada de recuerdos, emociones, de silencios, de palabras no dichas. Dolor, sufrimiento, llanto. ¿Por qué había tanto dolor en algo tan simple? Era tan sencilla la respuesta, que incluso al nombrarla en voz alta, sonaba algo estúpida. Él le había enseñado dicha canción. Llevaba varios meses sin escucharla, pero se dijo que hoy sería el día en que dejaría de lado ese tema y seguiría adelante. Por supuesto, escuchar dicha canción se encontraba en la lista de pruebas a superar. ¿Por qué el destino había sido tan cruel y tan imprevisto? ¿Crueldad? ¿Lección? Entonces vuelven aquellos viejos planteos. ¿Por qué no aproveché más el tiempo? ¿Por qué no le dije todo lo que debía decirle? ¿Por qué está tan lejos? ¿Por qué si nos íbamos a separar, el destino lo pasó por alto en un principio y nos dejó encontrarnos? Todas preguntas, pero en el silencio de aquella habitación, no habitaba ninguna posible respuesta, es más, quizás no existiese respuesta alguna. Debería estar enojada con el destino, pero.. ¿cómo iba a enojarse? Tantos momentos de risas, sonrisas, estremecimientos y amor habían sido vividos, que era imposible llevar a cabo esa tarea. Y recordó. Recordó las tardes que habían pasado, las noches y las mañanas. Recordó como la tristeza jamás intentaba invadirla en aquellos momentos, pues no iba a resultarle ningún intento, ya que la alegría que culminaba sus días estaba siempre presente, de diferentes maneras. Si no era un mensaje, era una llamada, si no su presencia. Funcionaban ambos como una especie de escudo para el otro. El problema es, ¿qué puedes hacer cuándo el escudo se rompe? Intentas esconderte, huir, salir de donde estés para no ser lastimado. Y de a poco, incluso sin que te des cuenta, dejas de seguir el mismo camino, ya que intentas evitarlo a toda costa, para no ser encontrado, pues ya no te quedan armas. Y entonces cuando quieres frenarte y volver, es demasiado tarde, ya te has perdido.
jueves, 10 de octubre de 2013
Everything.
Se trata de dos corazones, dos corazones que no deberían haberse encontrado, pues no estaba planeado que eso fuese así y sin embargo, ocurrió. Aquellos dos corazones se encontraron. Violaron cada ley escrita en el destino y se saltaron todas las normas posibles. ¿Quiénes eran? ¿Por qué hacían eso? ¿Por qué se les permitía llevar acabo eso? Nadie tenía respuesta para ninguna de esas preguntas. Era algo más allá. Era algo que era imposible de comprender, que carecía de sentido alguno, de razón. De lo único que no carecía era de amor. Ese amor desenfrenado que te lleva hasta las nubes. Ese amor que todos de alguna manera buscamos. Ese amor que nos vuelve locos. Pero lo que no sabían era que cada regla rota, iba a pagarse. ¿Con qué? Con dolor. El destino no iba a dejar que sus escritos se borrasen o se reescribiesen, por supuesto que no. Así que un día, el que menos se lo esperaban, los separó. Sin venir a cuento, sin avisar, sin tener un mínimo cuidado al hacer aquello. Ambos sentían como si de pronto, una parte de ellos mismos hubiese sido arrancada. Sintieron el vacío, y lo que es peor aún, la desesperación. Y es que, ¿cómo haces para olvidar algo que forma parte de ti? Era imposible. El destino se encontraba claramente enojado, pues por mucho dolor que ejerciese en ambos corazones, no podía hacer que el uno o el otro dejasen de lado aquel gran sentimiento. Aquello por supuesto, lo tomo por sorpresa, pues de normal, sus normas eran cumplidas y estos pequeños arrebatos de rebeldía, al ser castigados, tarde o temprano llegaban a su fin. Pero el tiempo seguía pasando, y el dolor, allí seguía estando, al igual que el amor. Lo que jamás comprendería el destino, era que no importaba que estuviese escrito, que estuviese bien o que estuviese mal, jamás acabaría aquello, puesto que tarde o temprano, ambos se volverían a encontrar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)